viernes, 1 de octubre de 2010
Cuéntanos tu gran aventura como viajero
¡Hola!
Ya sabes que nos encanta conocer gente aventurera y soñadora.
¿Te animas a contarnos tu GRAN aventura?
RUTA 66 Y GRAN CAÑÓN
Miércoles 24 de septiembre
Kilómetros aproximados 450.
Este día iniciamos posiblemente la parte más bonita del viaje.
Primera parada, como no, Presa Hover Dam, utilizamos el parking de pago que hay muy muy cerquita, para así ganar tiempo y no ir a parar muy lejos; costó 7 $, es caro, pero es el precio de no querer andar. No es que me decepcionara la presa, pero es que tampoco se ve mucho, además estaba la zona de obras, supongo que en avioneta se tendrá otra percepción.
La siguiente parada fue en Kingman para ir a un hipermercado a comprar la famosa nevera de corcho (7 $), hielo, algunas bebidas y algo de comida.
Y luego ya empezamos la carretera de lo que es la famosa Ruta 66, que la verdad es que ya queda poco, pero bueno lo que queda para el turismo es cuanto menos curioso, y dichas paradas además sirven para romper un poco la monotonía de la carretera.
El primer pueblo fue HACKBERRY, hay que decir, que como nos esperábamos algo más grande, nos lo pasamos y hubo que dar media vuelta. Y aquí ya me tocó turno de conducir, que ilusión mi primer coche automático, que fácil es, eso sí, lo que tiene de cómodo, lo tiene de aburrido, entre que las carreteras son rectas y que el paisaje varia poco, si en un coche manual tienes que hacer poco trabajo, en un automático aun tienes menos. Por ejemplo, en un coche manual cuando se quiere hacer una parada rápida (digamos, la típica para hacer una foto) hay que cambiar de marchas, pero en un automático basta con pisar freno y luego acelerador.
Nuestra intención era comer en Williams, pero sobre las 2 de la tarde, empezó a atacar el hambre, así que el siguiente pueblo que encontramos paramos a comer; resultó que el pueblo era SELIGMAN, uno de los más típicos de la Ruta. Y sin mirar, entramos en el primero que vimos, y resulto ser uno muy famoso, el “Delgadillo’s Snow Cap”. Al final el sitio estaba muy bien, todo de lo más decorado y de lo más típico, comimos unas hamburguesas.
Después de comer, continuamos carretera, y de repente dijimos “¿qué es eso?”, y resultó ser una nube de abejas o algo similar, nunca había visto algo así; nos dejaron el cristal fatal y hubo que parar en la primera gasolinera.
En Williams no llegamos a parar, porque con un poco de suerte llegaríamos al Gran Cañón para el atardecer, después del paisaje, desértico que te acompaña todo el día durante este recorrido, de repente sin darte cuenta estas rodeado de bosque; eso significaba que nos estábamos acercando.
Sobre las 5’30 llegamos al Gran Cañón y como aun se veía buen sol y quedaba un buen rato para el atardecer, fuimos directos a tomar posiciones para ver el atardecer, concretamente hacia el mirador de Mater Point, que está bastante centrado.
Las sensaciones que tiene uno cuando ve aquello tan inmenso, son difíciles de explicar, hemos visto películas, hemos visto un montón de fotos, nos lo han contado, pero eso de llegar allí tú y verte ante aquella inmensidad, es algo difícil de explicar. Acababa de llegar, y ya me estaba preguntando cuando volvería.
Tras el atardecer, había que encontrar el hotel “Maswik Lodge”, lo teníamos dentro del parque, y estaría a unos 10 minutos en coche del mirador. Los hoteles estaban muy bien indicados. Las habitaciones eran sencillas pero estaban muy bien; son todo bloques de 2 alturas separados unos de otros y rodeados de naturaleza.
Sobre las 9 cenamos en la cafetería del hotel, a la que fuimos andando medio a oscuras, porque las farolas alumbran lo mínimo. Tras la cena, como no había sueño nos tomamos unas cervezas en el bar del hotel. A las 10’30 ya nos fuimos a la cama, no sin antes quedarme un rato contemplando las estrellas.
Kilómetros aproximados 450.
Este día iniciamos posiblemente la parte más bonita del viaje.
Primera parada, como no, Presa Hover Dam, utilizamos el parking de pago que hay muy muy cerquita, para así ganar tiempo y no ir a parar muy lejos; costó 7 $, es caro, pero es el precio de no querer andar. No es que me decepcionara la presa, pero es que tampoco se ve mucho, además estaba la zona de obras, supongo que en avioneta se tendrá otra percepción.
La siguiente parada fue en Kingman para ir a un hipermercado a comprar la famosa nevera de corcho (7 $), hielo, algunas bebidas y algo de comida.
Y luego ya empezamos la carretera de lo que es la famosa Ruta 66, que la verdad es que ya queda poco, pero bueno lo que queda para el turismo es cuanto menos curioso, y dichas paradas además sirven para romper un poco la monotonía de la carretera.
El primer pueblo fue HACKBERRY, hay que decir, que como nos esperábamos algo más grande, nos lo pasamos y hubo que dar media vuelta. Y aquí ya me tocó turno de conducir, que ilusión mi primer coche automático, que fácil es, eso sí, lo que tiene de cómodo, lo tiene de aburrido, entre que las carreteras son rectas y que el paisaje varia poco, si en un coche manual tienes que hacer poco trabajo, en un automático aun tienes menos. Por ejemplo, en un coche manual cuando se quiere hacer una parada rápida (digamos, la típica para hacer una foto) hay que cambiar de marchas, pero en un automático basta con pisar freno y luego acelerador.
Nuestra intención era comer en Williams, pero sobre las 2 de la tarde, empezó a atacar el hambre, así que el siguiente pueblo que encontramos paramos a comer; resultó que el pueblo era SELIGMAN, uno de los más típicos de la Ruta. Y sin mirar, entramos en el primero que vimos, y resulto ser uno muy famoso, el “Delgadillo’s Snow Cap”. Al final el sitio estaba muy bien, todo de lo más decorado y de lo más típico, comimos unas hamburguesas.
Después de comer, continuamos carretera, y de repente dijimos “¿qué es eso?”, y resultó ser una nube de abejas o algo similar, nunca había visto algo así; nos dejaron el cristal fatal y hubo que parar en la primera gasolinera.
En Williams no llegamos a parar, porque con un poco de suerte llegaríamos al Gran Cañón para el atardecer, después del paisaje, desértico que te acompaña todo el día durante este recorrido, de repente sin darte cuenta estas rodeado de bosque; eso significaba que nos estábamos acercando.
Sobre las 5’30 llegamos al Gran Cañón y como aun se veía buen sol y quedaba un buen rato para el atardecer, fuimos directos a tomar posiciones para ver el atardecer, concretamente hacia el mirador de Mater Point, que está bastante centrado.
Las sensaciones que tiene uno cuando ve aquello tan inmenso, son difíciles de explicar, hemos visto películas, hemos visto un montón de fotos, nos lo han contado, pero eso de llegar allí tú y verte ante aquella inmensidad, es algo difícil de explicar. Acababa de llegar, y ya me estaba preguntando cuando volvería.
Tras el atardecer, había que encontrar el hotel “Maswik Lodge”, lo teníamos dentro del parque, y estaría a unos 10 minutos en coche del mirador. Los hoteles estaban muy bien indicados. Las habitaciones eran sencillas pero estaban muy bien; son todo bloques de 2 alturas separados unos de otros y rodeados de naturaleza.
Sobre las 9 cenamos en la cafetería del hotel, a la que fuimos andando medio a oscuras, porque las farolas alumbran lo mínimo. Tras la cena, como no había sueño nos tomamos unas cervezas en el bar del hotel. A las 10’30 ya nos fuimos a la cama, no sin antes quedarme un rato contemplando las estrellas.
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